El título podrá sonarles a broma, dada la tendencia a los gadgets de Apple a rayarse incluso desde que uno posa sus ojos en la vitrina, pero es verdad. El controlador de combate de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, Ron Walker, estaba a surcando los cielos a 130 nudos, es decir, 240 km/h, a una altura de 1,000 pies o 304 metros.
Entre las obligaciones de Walker, está el encontrar lugares en donde pueda hacerse descenso en paracaídas, así que con ello en mente, se asomó por la puerta del avión y entonces el velcro de uno de sus bolsillos cedió. Lo malo es que dentro se encontraba su iPhone 4, el cual cayó al vacío ante la mirada impávida de su dueño, que, si somos sinceros, seguro pensó en lanzarse del avión junto con él. Al llegar a tierra, Walker instaló la app Find my iPhone, para ver si podía encontrar el teléfono y hacer un respaldo de su información. Siguiendo la ubicación, lo encontraron y, lo más sorprendente, no estaba roto, no estaba rayado y funcionaba a la perfección.
Cabe señalar que el iPhone tenía una skin de Griffin, una Motif. Pero no deja de asombrar que a esa velocidad y distancia, no se haya roto en pequeños pedacitos. Es una de esas cosas que te hacen pensar que los fenómenos sobrenaturales sí son posibles, porque ¿qué hay con toda esa gente a la que la pantalla se le ha hecho añicos al caérsele el iPhone de las manos al piso? La imagen es del iPhone en cuestión.