Cuando salió el iPad en enero de este año no tuve que esconder la tarjeta de crédito demasiado. No me malentendáis, creo que es un dispositivo estupendo, como están demostrando las espectaculares ventas del mismo. Por el contrario, cuando se presentó el iPhone 4, pensé que era un ganador nato y que era una gran actualización del teléfono de Apple y me dieron ganas de comprarlo ipso facto. Con el paso de los meses, uno de los dos ha ido ganando en atractivo, y el otro ha bajado en enteros. Como en la vida hay que elegir, sobre todo cuando se habla de gastarnos nuestro bien ganado dinero, la pregunta del millón que me hago ahora es:
¿Compro el nuevo iPhone 4 o un iPad?
Ojo, alguno me dirá que estoy comparando peras con manzanas. Uno es un teléfono y otro un tablet. Bueno, los dos, en caso del iPad 3G que es el que elegiría, permiten movilidad y la conexión desde cualquier sitio. Y en eso nos vamos a centrar en esta entrada. Supongamos que ya tenemos un teléfono móvil ¿Qué sería mejor, seguir con el mismo y comprar un iPad o bien jubilarlo y comprar el iPhone 4? Después del salto os planteo cómo lo veo yo, y la cantidad de vueltas que le estoy dando para decidirme. Y puedo aseguraros que son más vueltas que las que doy habitualmente.
iPad
El iPad es lo suficientemente delgado y ligero (730 gramos el modelo 3G) como para llevarlo encima sustituyendo el libro de lectura que muchos llevamos en la mochila. Y si no, probad a llevar “Los pilares de la tierra” de Ken Follet unos cuantos días con vosotros.
Como decía al principio de la entrada, el iPad me dejó algo frío en su presentación, ya que creo que no ha llegado al potencial que tiene. Para mí es muy importante que el mismo cuente con un conector USB y con un gestor de archivos que al menos permita importar en un momento dado algunos ficheros desde un disco duro externo u otro dispositivo. Otra cosa que echo en falta es la videoconferencia, ya que realizo al menos una al día. Con estas dos limitaciones, lo veo como el típico lanzamiento de un producto que todos sabemos que va a ir a mejor. Y mejorarlo sólo puede venir por 4 vías: Mejor pantalla (más resolución, si tuviera la misma que el nuevo iPhone sería increible), mejor rendimiento de la CPU (de momento me parece que va sobrado, pero tiempo al tiempo), nuevas características hardware (como la videocámara o cámara trasera, giróscopo, ...), y características software (gestor de archivos, más programas incluidos de serie…).
En definitiva, la tarjeta de crédito suspiró aliviada. No había peligro. Podíamos esperar tranquilos a que saliera la versión 2.0. Prueba superada. Pero cuando ví que al hacer Jailbreak del mismo se podría tener un gestor de archivos, el iPad comenzó a hacerme ojitos, algo así como el gato con botas en Shrek. Y empecé a plantearme si el iPad no era realmente una buena decisión. Luego empecé a ver todas las aplicaciones que están saliendo, ediciones de revistas, libros, etc. y empecé a convencerme un poco más. Y cuando ya estaba a punto de buscar la tarjeta de crédito,
iPhone 4
El iPhone 4 supone una mejora en muchos frentes de lo que para mí es el mejor teléfono. Ojo, no he tenido ningún teléfono con Android, pero es que cuenta con muchísimas aplicaciones, la usabilidad del mismo, la integración con iTunes, etc, no me invitan a probar otro teléfono. Bueno, casi. Ahora mismo estoy utilizando un Sony Ericsson walkman, ya que tengo prestado mi iPhone 3G. El uso de un no-smartphone después de estar acostumbrado al iPhone es peor que volver a la rueda después de acostumbrarte a iOS.
El iPhone tiene FaceTime, videoconferencia sin coste desde WiFi. Pero sólo funciona entre dos iPhone 4, al menos de momento, aunque me imagino que todo cambiará cuando salga la misma para el iPad. Así que de momento no podré utilizarla. La pantalla del iPhone ha ganado muchísimos puntos con el retina display. Los vídeos (no la he visto en vivo todavía) muestran que es mucho mejor y más cómoda para leer y navegar. Y por supuesto es más rápido que el 3G que tenía hasta hace poco, y tiene una cámara mejor, grabación de vídeo en HD, etc. Vamos, que el iPhone iba colocado en posición ganadora, pero las cosas cambian.
Respecto a la polémica de los defectos de la antena, hasta que no lo pruebe prefiero no opinar. Y si tiene el defecto, el problema es convencer a la operadora de turno de que no quieres el teléfono porque si lo coges de una determinada forma te tira las llamadas, teniendo en cuenta el contrato de permanencia. Porque en España la atención al cliente de las operadoras de telecomunicaciones, no es que sea mala, es algo peor que lamentable.
El dinero hace girar el mundo
El bajón definitivo lo tuve hace poquitas horas, al ver los precios de la salida en España del terminal y los planes asociados. El bolsillo dice que el iPad, pese a todo, sale más barato que el iPhone. En España no lo venden libre, sino que está asociado a un contrato de permanencia. Eso significa que estamos atados a pagar una cifra mensual, consumamos datos en movilidad o no, que oscila entre los 15 y los 79 euros. Si no estamos atados a dicho contrato, podemos encontrar alguna oferta de conexión por día. Algunos operadores tipo Yoigo ofrecen la posibilidad de pagar sólo si te conectas, con lo que dicha opción puede que compense más. Si nos vamos a Francia, por no irnos muy lejos, el iPhone libre cuesta 629 ó 739 euros (16 ó 32 GB). El iPad cuesta 589 ó 691 euros libre en España, curiosamente casi 10 euros más barato que en el país vecino. Si nos vamos a sumar la tarifa de datos de cualquiera de los operadores más lo que nos cobrarían por el terminal, nos saldrá más caro que comprarlo libre.
Decisiones, decisiones
La decisión final la tomaré en cuanto pueda ponerle la mano encima (con perdón) al iPhone. Echo de menos con locura el tacto de la pantalla del teléfono de Apple y creo que las mejoras suponen un gran avance. Aunque el canto de las sirenas del iPad sigue llegando a mis oídos, creo que esperaré a que la sirena sea más conectable y amigable con otros dispositivos (recordad el chiste de la sirena y los pescadores) y que sepa hacer videoconferencias.