Hay ganas – y necesidad – por parte de Microsoft de que la gente desarrolle para Windows Phone. En el BUILD 2013 han anunciado la reducción del precio del registro como desarrollador, que estará de oferta durante 60 días, por 19 dólares. El mismo registro anual cuesta normalmente 99 dólares.
En el mismo anuncio Microsoft ha dado estadísticas sobre el ecosistema móvil, como que ya han superado las 160.000 aplicaciones. Ya sabéis lo que opinamos sobre las cifras, lo realmente necesario es que lleguen todas las aplicaciones importantes, y por desgracia, todavía quedan por aparecer.
El problema para atraer a los desarrolladores lo encuentran en la cuota de mercado, necesitan tener más teléfonos activos para que los creadores de aplicaciones vean rentabilidad.
Microsoft se ve en una tercera sólida posición
También han tenido tiempo para hablar de su posición de mercado, afirmando que son la tercera opción solida ahora mismo. Todavía lejos de Android e iOS, pero un paso por delante de BlackBerry, a los que superaron en mayo. Sobre la empresa canadiense, consideran que no tienen una oferta tan amplia para llegar al máximo mercado posible.
El crecimiento de la plataforma es evidente, lo hemos visto reflejado en datos de analistas como IDC (primer trimestre 2013), pero muy lento. Sería interesante conocer qué habrían conseguido hasta este momento sin la ayuda de Nokia, principal propulsor de la plataforma. Por parte de la compañía finlandesa se esperan novedades software durante estos días del BUILD.
27 de junio de 2013
Microsoft contabiliza más de 160.000 aplicaciones, pone de oferta el registro para desarrolladores
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Noticias
Motorola DVX, el equipo barato que prepara la subsidiaria de Google
Google parece querer hacer algo bueno con Motorola, y a través de ella realizar un llamado de atención a los fabricantes para que optimicen lo que ponen dentro de un equipo y no estén todo el tiempo compitiendo en una carrera de especificaciones relativamente vacía.
Para eso quieren llegar al mercado que bordea los USD $100 con un producto que ofrezca un nivel de prestaciones bastante más que aceptable, para así convertirlo en la mejor alternativa en cuanto a experiencia de uso, mejor que cualquier otro equipo de la competencia.
¿Su nombre? DVX.
Los rumores aseguran que DVX estará disponible casi a la par con Moto X, y llegará para darle un impulso a la gama baja de productos Android que — en la mayoría de los casos — ofrece una experiencia muy poco satisfactoria, poniéndolos como una pésima vitrina para aquel que ingrese al mundo Android — o incluso al mundo de los smartphones — por primera vez.
El trabajo con Google podría dar buenos frutos en este sentido. Mal que mal, la gran G crea el sistema operativo, y podría estar pretendiendo darle algo más de amor a los clientes de equipos más básicos sin perder demasiado en funciones.
Para eso quieren llegar al mercado que bordea los USD $100 con un producto que ofrezca un nivel de prestaciones bastante más que aceptable, para así convertirlo en la mejor alternativa en cuanto a experiencia de uso, mejor que cualquier otro equipo de la competencia.
¿Su nombre? DVX.
Los rumores aseguran que DVX estará disponible casi a la par con Moto X, y llegará para darle un impulso a la gama baja de productos Android que — en la mayoría de los casos — ofrece una experiencia muy poco satisfactoria, poniéndolos como una pésima vitrina para aquel que ingrese al mundo Android — o incluso al mundo de los smartphones — por primera vez.
El trabajo con Google podría dar buenos frutos en este sentido. Mal que mal, la gran G crea el sistema operativo, y podría estar pretendiendo darle algo más de amor a los clientes de equipos más básicos sin perder demasiado en funciones.
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24 de junio de 2013
Instagram vs Vine: ¿cuál es mejor?
Llegaban los esperados vídeos a Instagram como clara respuesta al fenómeno Vine, que demuestra lo bien que han calado los microvídeos en las redes sociales. En cuanto acabó la presentación, quedó abierto el debate más evidente tras una presentación: ¿supera Instagram a Vine? Las primeras voces señalaban que sí, que Vine ahora 'está muerto', y que poco tiene que hacer contra una red social tan implantada y exitosa como Instagram. ¿Es eso cierto? Para verlo, comparamos varios aspectos de la batalla Instagram vs Vine:
Longitud de los vídeos. A los 6 segundos de Vine, Instagram respondió con 15. Eso sí, como máximo, en Instagram también se pueden grabar vídeos de 6, 4, 12 segundos o los que se deseen. Por un lado, gana Instagram por dar más flexibilidad a los usuarios y por no poner una limitación algo escasa. Por otro lado, la mayor rigidez de Vine hace que sean más rápidos de ver, y más fluida la visión de nuestro timeline o de galerías de vídeos grabados con Vine. Ajustado, aunque en mi opinión particular, gana Instagram.
Modo bucle. Una de las causas de la enorme popularidad de Vine es que reproduce sus vídeos en modo bucle. En el caso de los más populares, el resultado es el de verdaderas obras de arte que se reproducen sin final, y cierto estilo GIF. Y es un gran efecto. En Instagram, los vídeos se reproducen una vez. Fin. Para volver a reproducirlos hay que pulsar de nuevo el play. Veredicto, gana Vine.
Filtros. Mientras que Vine permanece inmaculado y ni siquiera hay rumores sobre la llegada de filtros, Instagram cuenta con 13 creados específicamente para la grabación de vídeos. No es que sea un gran partidario de los filtros, y a veces me quejo de cuando su uso destroza la imagen. De momento, empate técnico, ya que encuentro bondades en ambos formatos. Aunque es probable que con el paso del tiempo acabe odiando ver tantos filtros... mal usados.
Reproducción automática. En Vine los vídeos que muestra el timeline se reproducen automáticamente, mientras que Instagram podemos escoger entre si queremos que lo haga, o no. Obviamente, la segunda solución es mucho mejor, así podremos ahorrar el gasto en datos móviles que supone la reproducción automática de los vídeos que no deseemos. Por mucho, gana Instagram.
Integración en Twitter. Una de las claves del éxito de Vine. Al haber sido adquirido por Twitter, las cards de Twitter lo muestran directamente, sin tener que saltar a una nueva pestaña. Instagram, tras sus desavenencias con Twitter, acabó retirando esta opción. Por eso resulta mucho más rápido y 'natural' ver vídeos de Vine compartidos en redes sociales. Gana Vine.
Edición posterior. Mientras que en Vine lo grabado permanece en el vídeo, salvo que queramos eliminarlo por completo y volver de nuevo a empezar, Instagram permite borrar fragmentos indeseados. Y como detalle, añadir un marco al vídeo, aunque me parece bastante irrelevante. La posibilidad de cortar fragmentos hace que gane Instagram.
Embeber código. Opción que incluye Vine, y que permite insertar directamente microvídeos en páginas web. Instagram no tiene esta opción para sus vídeos, quizás más adelante (o al menos, debería), pero por ahora, carece de ello. Lo cual hace que en este aspecto gane Vine.
Redes sociales. Sí, Vine se integra perfectamente con Twitter... en el momento de escribir estas líneas, se ha incorporado la opción de compartir en Facebook también. Instagram, pese a que no deje ver sus vídeos en las cards, cuenta con la opción de enviar los vídeos a Tumblr, Facebook, Twitter, Foursquare o Flickr, muchísimo más completo. Gana Instagram.
Estabilización. La gran novedad que trajeron los vídeos de Instagram, aunque sólo para los grabados con iPhone 4S y iPhone 5, fue el modo Cinema, un buen punto para los que tenemos muñones en vez de manos. Vine, continuando con su sobriedad, carece de una función así. Gana Instagram.
Grabación. En Vine no se puede enfocar una zona del vídeo antes de grabar, ya que pulsar una zona del recuadro hace que se empiece a grabar. Instagram sí permite esta opción, y más de una vez, especialmente para grabar en macro. Gana Instagram.
Conclusión
Tenemos un ganador. Instagram, en global, ha conseguido mejorar a Vine, aunque quizás habría que darle un punto extra a Vine por su diseño, más despejado y bonito. Pero el resultado final de la batalla Instagram vs Vine es de 7-4 para los primeros, aunque bien es cierto que ambos tienen margen de mejora. Por ejemplo, conquistará definitivamente mi smartphone quien antes implementa la opción de guardar en GIF los resultados. De momento, me quedo con Instagram.
Longitud de los vídeos. A los 6 segundos de Vine, Instagram respondió con 15. Eso sí, como máximo, en Instagram también se pueden grabar vídeos de 6, 4, 12 segundos o los que se deseen. Por un lado, gana Instagram por dar más flexibilidad a los usuarios y por no poner una limitación algo escasa. Por otro lado, la mayor rigidez de Vine hace que sean más rápidos de ver, y más fluida la visión de nuestro timeline o de galerías de vídeos grabados con Vine. Ajustado, aunque en mi opinión particular, gana Instagram.
Modo bucle. Una de las causas de la enorme popularidad de Vine es que reproduce sus vídeos en modo bucle. En el caso de los más populares, el resultado es el de verdaderas obras de arte que se reproducen sin final, y cierto estilo GIF. Y es un gran efecto. En Instagram, los vídeos se reproducen una vez. Fin. Para volver a reproducirlos hay que pulsar de nuevo el play. Veredicto, gana Vine.
Filtros. Mientras que Vine permanece inmaculado y ni siquiera hay rumores sobre la llegada de filtros, Instagram cuenta con 13 creados específicamente para la grabación de vídeos. No es que sea un gran partidario de los filtros, y a veces me quejo de cuando su uso destroza la imagen. De momento, empate técnico, ya que encuentro bondades en ambos formatos. Aunque es probable que con el paso del tiempo acabe odiando ver tantos filtros... mal usados.
Reproducción automática. En Vine los vídeos que muestra el timeline se reproducen automáticamente, mientras que Instagram podemos escoger entre si queremos que lo haga, o no. Obviamente, la segunda solución es mucho mejor, así podremos ahorrar el gasto en datos móviles que supone la reproducción automática de los vídeos que no deseemos. Por mucho, gana Instagram.
Integración en Twitter. Una de las claves del éxito de Vine. Al haber sido adquirido por Twitter, las cards de Twitter lo muestran directamente, sin tener que saltar a una nueva pestaña. Instagram, tras sus desavenencias con Twitter, acabó retirando esta opción. Por eso resulta mucho más rápido y 'natural' ver vídeos de Vine compartidos en redes sociales. Gana Vine.
Edición posterior. Mientras que en Vine lo grabado permanece en el vídeo, salvo que queramos eliminarlo por completo y volver de nuevo a empezar, Instagram permite borrar fragmentos indeseados. Y como detalle, añadir un marco al vídeo, aunque me parece bastante irrelevante. La posibilidad de cortar fragmentos hace que gane Instagram.
Embeber código. Opción que incluye Vine, y que permite insertar directamente microvídeos en páginas web. Instagram no tiene esta opción para sus vídeos, quizás más adelante (o al menos, debería), pero por ahora, carece de ello. Lo cual hace que en este aspecto gane Vine.
Redes sociales. Sí, Vine se integra perfectamente con Twitter... en el momento de escribir estas líneas, se ha incorporado la opción de compartir en Facebook también. Instagram, pese a que no deje ver sus vídeos en las cards, cuenta con la opción de enviar los vídeos a Tumblr, Facebook, Twitter, Foursquare o Flickr, muchísimo más completo. Gana Instagram.
Estabilización. La gran novedad que trajeron los vídeos de Instagram, aunque sólo para los grabados con iPhone 4S y iPhone 5, fue el modo Cinema, un buen punto para los que tenemos muñones en vez de manos. Vine, continuando con su sobriedad, carece de una función así. Gana Instagram.
Grabación. En Vine no se puede enfocar una zona del vídeo antes de grabar, ya que pulsar una zona del recuadro hace que se empiece a grabar. Instagram sí permite esta opción, y más de una vez, especialmente para grabar en macro. Gana Instagram.
Conclusión
Tenemos un ganador. Instagram, en global, ha conseguido mejorar a Vine, aunque quizás habría que darle un punto extra a Vine por su diseño, más despejado y bonito. Pero el resultado final de la batalla Instagram vs Vine es de 7-4 para los primeros, aunque bien es cierto que ambos tienen margen de mejora. Por ejemplo, conquistará definitivamente mi smartphone quien antes implementa la opción de guardar en GIF los resultados. De momento, me quedo con Instagram.
Heard, graba lo que oíste hace cinco minutos
La plataforma iOS ofrece la capacidad de grabar audio cuando lo necesitemos, pero ha aparecido una herramienta especialmente singular en este apartado. Su nombre: Heard.
Cuando arimos Heard, la aplicación comenzará a grabar el audio de forma indefinida a través del micrófono de nuestro dispositivo. Pero en lugar de guardar todo el audio que se graba, hace uso de un búfer que va eliminando todo lo que no sean los últimos cinco minutos.
Si no hacemos nada, el búfer se borrará por completo y el audio grabado desaparecerá de nuestro dispositivo. Heard seguirá grabando audio en segundo plano aunque se mostrará un mensaje en la parte superior de la pantalla para dejarnos claro que la aplicación está funcionando.
La versión gratuita de la aplicación Heard permite recuperar 12 segundos del pasado, pero por 1,99 dólares podremos acceder al buffer de mayor tamaño, pudiendo elegir entre la recuperación de 30 segundos, 1 minuto o 5 minutos.
Sus creadores, Faalsa Labs, indican que entre los posibles casos de uso están los que permiten grabar todo el tiempo las cosas que dicen nuestros hijos, que nunca se sabe cuándo pronunciarán la palabra o frase que queremos grabar. También podremos utilizarlo para grabar partes interesantes de una charla, o incluso grabar situaciones en las que hay “acoso y abuso verbal” para luego poder tener esas grabaciones y demostrar que esas situaciones existieron realmente.
Aunque podríamos lograr lo mismo manteniendo la grabación estándar en iOS y luego editando el audio, Heard proporciona una forma distinta de grabar el audio, desde luego.
Precio: Gratis
Descárgalo en: Google Play | iTunes
Cuando arimos Heard, la aplicación comenzará a grabar el audio de forma indefinida a través del micrófono de nuestro dispositivo. Pero en lugar de guardar todo el audio que se graba, hace uso de un búfer que va eliminando todo lo que no sean los últimos cinco minutos.
Si no hacemos nada, el búfer se borrará por completo y el audio grabado desaparecerá de nuestro dispositivo. Heard seguirá grabando audio en segundo plano aunque se mostrará un mensaje en la parte superior de la pantalla para dejarnos claro que la aplicación está funcionando.
La versión gratuita de la aplicación Heard permite recuperar 12 segundos del pasado, pero por 1,99 dólares podremos acceder al buffer de mayor tamaño, pudiendo elegir entre la recuperación de 30 segundos, 1 minuto o 5 minutos.
Sus creadores, Faalsa Labs, indican que entre los posibles casos de uso están los que permiten grabar todo el tiempo las cosas que dicen nuestros hijos, que nunca se sabe cuándo pronunciarán la palabra o frase que queremos grabar. También podremos utilizarlo para grabar partes interesantes de una charla, o incluso grabar situaciones en las que hay “acoso y abuso verbal” para luego poder tener esas grabaciones y demostrar que esas situaciones existieron realmente.
Aunque podríamos lograr lo mismo manteniendo la grabación estándar en iOS y luego editando el audio, Heard proporciona una forma distinta de grabar el audio, desde luego.
Precio: Gratis
Descárgalo en: Google Play | iTunes
Facebook versus Twitter: La batalla ahora es en el campo móvil
Pocos días atrás, vimos cómo Instagram adquirió la facultad de grabar y compartir videos cortos de 15 segundos en su red social, emulando lo que hace Vine desde hace poco tiempo atrás, en busca de mantenerse corriendo en una carrera donde los verdaderos protagonistas son dos compañías de gran peso:
Facebook y Twitter.
Pero esta guerra no es nueva y de hecho, se viene librando hace tanto tiempo atrás que tenemos que hacer un pequeño recuento de las batallas que se han librado hasta la fecha, donde más de alguna vez uno le ha copiado ideas al otro casi instantáneamente, en busca de robarse los elementos buenos de la competencia y mantener sus propias fortalezas en una competencia que sinceramente, no sabemos si tiene sentido.
¿Facebook contra Twitter? ¿En serio?
Como dijimos, no sabemos si esta guerra tiene sentido. Porque en esencia, Twitter se perfila como un centro de información instantánea donde los mensajes cortos de 140 caracteres y la poca información del perfil personal de cada autor son datos bastante breves, a diferencia de Facebook que elabora una “biografía” muy extensa con actualizaciones de estado largas y datos infinitos sobre cada persona que está registrada, habiendo espacio para colocar fecha de nacimiento, intereses, gustos artísticos y un largo etcétera. En Twitter ponemos nombre de usuario, nombre real, foto de perfil y ya está.
Por eso de verdad no sabemos si la pelea entre ambos es coherente: ¿por qué competirle a alguien que no amenaza tu negocio? Pese a esto, la guerra está declarada y eso se nota cuando analizamos el accionar de cada una de las empresas involucradas.
Como ejemplo, sabemos que Facebook intenta darle un golpe a Twitter a través de la sección de actualizaciones de estado. En dicho espacio comenzaron a hacer preguntas, después a involucrar hashtags, a permitir el etiquetado de amigos vía el símbolo “@”… todos elementos prestados desde Twitter. Primer round.
¿Pero por qué? ¿Qué ve Facebook en Twitter que no le gusta? Eso no lo sabemos y sólo nos remitimos a analizar lo que podemos ver: que Facebook está tomando acciones para golpear a Twitter y ahora, dicha pelea se traspasó a diferentes campos de batalla donde los móviles parecen ser área clave…
La pelea pasa al campo de los móviles
Aparte de los cambios que puedan hacer en sus portales web, lo dramático llegó cuando las redes sociales comenzaron a apoderarse hace un par de años de los smartphones y tabletas, presentando un entorno completamente nuevo y separado de lo que ocurre en PCs de escritorio.
Acá la responsabilidad recae particularmente en Instagram, servicio que fue capaz de levantar una red social completa sólo en teléfonos Apple, adquiriendo tanta importancia que Facebook se vio en la obligación de adquirirla, luego de estar pasando una crisis en el área de los móviles debido a su pésima aplicación para teléfonos y a un nulo modelo de negocios que le permitiese obtener dinero desde dicho entorno.
Como era de esperarse, tras la adquisición Twitter respondió nada menos que con la extensión de su servicio para poder subir imágenes con filtros “artísticos”, tal como Instagram. Facebook se enojó y quitó el soporte para que las actualizaciones en Twitter que incluyesen un vínculo hacia Instagram, mostraran la fotografía directamente en forma integrada en el portal del pajarito celeste. Segundo round.
El tercer round
Como dijimos al comienzo, el tercer round de este conflicto se originó, nuevamente, con la llegada de una aplicación para teléfonos móviles muy fuerte. Hablamos de Vine (propiedad de Twitter) y su posibilidad de grabar videos cortos de seis segundos para ser compartidos en su red social propia y a través de Twitter, pudiéndose editar al vuelo mientras se graba gracias a un inteligente sistema.
Y otra vez, Facebook no soportó que a Twitter se le ocurriesen las buenas ideas primero y simplemente copió el sistema de compartir videos cortos, usando a Instagram como plataforma y dejando un margen de 15 segundos en lugar de seis, integrando además la facultad de aplicar los mismos filtros “artísticos” que hicieron famoso al servicio.
Igual como pasó con las actualizaciones de estado cortas, los hashtags y el etiquetado, Facebook tomó prestada otra idea para integrarla en su red social. Y si nos ponemos exigentes, incluso podríamos decir que Instagram es un robo a Twitter, ya que gran parte del éxito de la primera empresa cuando era independiente se apoyaba en la vinculación que los usuarios hacían entre ambas plataformas, fiesta que se acabó cuando Facebook la adquirió y mató la integración.
Facebook intenta ser cool…
En definitiva, no sabemos bien cuáles son las intenciones de Facebook al robar tantas ideas desde Twitter. Sabemos que no es para establecer su dominio sobre la competencia, pues con más del doble de usuarios registrados, ya lo tienen y de hecho son por lejos la red social más utilizada del planeta.
Tampoco tiene sentido creer que en un futuro Twitter puede desplazar a la empresa de Mark Zuckerberg, ya que ambas tienen objetivos distintos y una forma de funcionar completamente diferente, por lo que en dicho sentido corren casi en carriles diferentes.
Quizás el problema aquí sea otro. Un tema de orgullo y un tema de estilo. Primero, envidia de que Twitter esté sacando buenas ideas que dañan el orgullo de una compañía que se quedó estancada en su éxito y no parece innovar, mientras que su rival por la otra vereda saca buenas ideas cada cierto tiempo. El caso de Vine es ejemplificador y tiene a Instagram como precedente, con la diferencia de que Mark Zuckerberg pudo comprar a esta última empresa, mientras que a Vine no y tuvo que descaradamente robar la idea.
La pregunta ahora es: ¿podrá Twitter innovar lo suficiente como para ser una amenaza a largo plazo? ¿Están presionando mucho los inversionistas para aquello? Mejor aún: ¿algún día Facebook comprará Twitter?
Facebook y Twitter.
Pero esta guerra no es nueva y de hecho, se viene librando hace tanto tiempo atrás que tenemos que hacer un pequeño recuento de las batallas que se han librado hasta la fecha, donde más de alguna vez uno le ha copiado ideas al otro casi instantáneamente, en busca de robarse los elementos buenos de la competencia y mantener sus propias fortalezas en una competencia que sinceramente, no sabemos si tiene sentido.
¿Facebook contra Twitter? ¿En serio?
Como dijimos, no sabemos si esta guerra tiene sentido. Porque en esencia, Twitter se perfila como un centro de información instantánea donde los mensajes cortos de 140 caracteres y la poca información del perfil personal de cada autor son datos bastante breves, a diferencia de Facebook que elabora una “biografía” muy extensa con actualizaciones de estado largas y datos infinitos sobre cada persona que está registrada, habiendo espacio para colocar fecha de nacimiento, intereses, gustos artísticos y un largo etcétera. En Twitter ponemos nombre de usuario, nombre real, foto de perfil y ya está.
Por eso de verdad no sabemos si la pelea entre ambos es coherente: ¿por qué competirle a alguien que no amenaza tu negocio? Pese a esto, la guerra está declarada y eso se nota cuando analizamos el accionar de cada una de las empresas involucradas.
Como ejemplo, sabemos que Facebook intenta darle un golpe a Twitter a través de la sección de actualizaciones de estado. En dicho espacio comenzaron a hacer preguntas, después a involucrar hashtags, a permitir el etiquetado de amigos vía el símbolo “@”… todos elementos prestados desde Twitter. Primer round.
¿Pero por qué? ¿Qué ve Facebook en Twitter que no le gusta? Eso no lo sabemos y sólo nos remitimos a analizar lo que podemos ver: que Facebook está tomando acciones para golpear a Twitter y ahora, dicha pelea se traspasó a diferentes campos de batalla donde los móviles parecen ser área clave…
La pelea pasa al campo de los móviles
Aparte de los cambios que puedan hacer en sus portales web, lo dramático llegó cuando las redes sociales comenzaron a apoderarse hace un par de años de los smartphones y tabletas, presentando un entorno completamente nuevo y separado de lo que ocurre en PCs de escritorio.
Acá la responsabilidad recae particularmente en Instagram, servicio que fue capaz de levantar una red social completa sólo en teléfonos Apple, adquiriendo tanta importancia que Facebook se vio en la obligación de adquirirla, luego de estar pasando una crisis en el área de los móviles debido a su pésima aplicación para teléfonos y a un nulo modelo de negocios que le permitiese obtener dinero desde dicho entorno.
Como era de esperarse, tras la adquisición Twitter respondió nada menos que con la extensión de su servicio para poder subir imágenes con filtros “artísticos”, tal como Instagram. Facebook se enojó y quitó el soporte para que las actualizaciones en Twitter que incluyesen un vínculo hacia Instagram, mostraran la fotografía directamente en forma integrada en el portal del pajarito celeste. Segundo round.
El tercer round
Como dijimos al comienzo, el tercer round de este conflicto se originó, nuevamente, con la llegada de una aplicación para teléfonos móviles muy fuerte. Hablamos de Vine (propiedad de Twitter) y su posibilidad de grabar videos cortos de seis segundos para ser compartidos en su red social propia y a través de Twitter, pudiéndose editar al vuelo mientras se graba gracias a un inteligente sistema.
Y otra vez, Facebook no soportó que a Twitter se le ocurriesen las buenas ideas primero y simplemente copió el sistema de compartir videos cortos, usando a Instagram como plataforma y dejando un margen de 15 segundos en lugar de seis, integrando además la facultad de aplicar los mismos filtros “artísticos” que hicieron famoso al servicio.
Igual como pasó con las actualizaciones de estado cortas, los hashtags y el etiquetado, Facebook tomó prestada otra idea para integrarla en su red social. Y si nos ponemos exigentes, incluso podríamos decir que Instagram es un robo a Twitter, ya que gran parte del éxito de la primera empresa cuando era independiente se apoyaba en la vinculación que los usuarios hacían entre ambas plataformas, fiesta que se acabó cuando Facebook la adquirió y mató la integración.
Facebook intenta ser cool…
En definitiva, no sabemos bien cuáles son las intenciones de Facebook al robar tantas ideas desde Twitter. Sabemos que no es para establecer su dominio sobre la competencia, pues con más del doble de usuarios registrados, ya lo tienen y de hecho son por lejos la red social más utilizada del planeta.
Tampoco tiene sentido creer que en un futuro Twitter puede desplazar a la empresa de Mark Zuckerberg, ya que ambas tienen objetivos distintos y una forma de funcionar completamente diferente, por lo que en dicho sentido corren casi en carriles diferentes.
Quizás el problema aquí sea otro. Un tema de orgullo y un tema de estilo. Primero, envidia de que Twitter esté sacando buenas ideas que dañan el orgullo de una compañía que se quedó estancada en su éxito y no parece innovar, mientras que su rival por la otra vereda saca buenas ideas cada cierto tiempo. El caso de Vine es ejemplificador y tiene a Instagram como precedente, con la diferencia de que Mark Zuckerberg pudo comprar a esta última empresa, mientras que a Vine no y tuvo que descaradamente robar la idea.
La pregunta ahora es: ¿podrá Twitter innovar lo suficiente como para ser una amenaza a largo plazo? ¿Están presionando mucho los inversionistas para aquello? Mejor aún: ¿algún día Facebook comprará Twitter?
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19 de junio de 2013
Android tiene un grave problema con los permisos de sus aplicaciones
No es algo nuevo, y precisamente por esto debería haber sido subsanado desde hace tiempo. Pero la realidad es que el sistema de aprobación de aplicaciones en Google Play está convirtiéndose en un problema serio. Para entrar en contexto: Play Store, hasta 2012, no revisaba de forma alguna las aplicaciones que le enviaban los desarrolladores. Play Store acogía todo tipo de aplicaciones: desde las famosas, hasta las amateurs, pasando por los plagios e incluso por el malware. Por eso no era extraño ver malware en Android. El protocolo de actuación de Google se limitaba a revisar la aplicación (y retirarla, si se daba el caso) en base al número de denuncias recibidas por parte de los usuarios. Pero claro, usuarios que en muchos casos ya habían sido víctimas de ese malware.
En 2012, Google añadió un protocolo de seguridad previo a la publicación de aplicaciones en Play Store. Pero para muchos, insuficiente, pues se limitaba a un escaneo automático mediante software. Una práctica mucho menos severa y profunda que las de la App Store o las de Windows Phone Store, que pese a ser bastante más exhaustivas revisando aplicaciones, tienen en su historial manchas. La última, y más recordada, la falsa aplicación de Instagram para Windows Phone por el April Fools'. Para ver el nivel de seguridad al que se someten las aplicaciones en cada tienda, podéis consultar la diferente seguridad en las tiendas de aplicaciones.
Permisos que no deberían solicitarse
Volviendo a Android: sigue teniendo un problema serio por no revisar sus aplicaciones. Y se traduce en gran medida en que las aplicaciones piden permisos que a priori no necesitan. Y ejemplos como este, los hay en toda la Play Store. Como el de aplicaciones que únicamente agregan texto a nuestras fotos, y requieren permisos para acceder a las llamadas, herramientas del sistema, de desarrollo, información personal, historial web, favoritos... Puro espionaje, la forma de obtener nuestros datos de una forma (casi) nada explícita y comerciar con ellos.
Podemos discutir si el malware en Android se ha convertido en un problema serio para todos los usuarios (en mi opinión, sí), pero no echar balones fuera; los usuarios tenemos parte de culpa por instalar aplicaciones sin apenas leer los permisos que solicitan. O leyéndolos y no dándoles importancia, cuando están en juego nuestros datos.
Soluciones
La primera es la más clara: no instalar aplicaciones que pidan permisos sospechosos. Para insertar texto en una imagen, leer un PDF, editar un vídeo o descubrir restaurantes, no hace falta de ninguna forma tener acceso a nuestras llamadas o a nuestro historial web. De ahí saltamos a otra medida, y es con las aplicaciones gratuitas. Si es gratuita, de alguna forma deberá amortizarse, salvo que el desarrollador la haya hecho realmente por amor al arte. Pero no es muy habitual, y o con publicidad, o vendiendo nuestros datos, las aplicaciones gratuitas han de amortizarse. La primera fórmula es natural y transparente, la segunda, no. Y es con ellas con quienes deberíamos tener cuidado en las aplicaciones gratuitas. Con las de pago, tenemos la (casi) certeza de que pagando por ellas nos libramos de ser el producto.
Si somos usuarios root, también podemos emplear soluciones de terceros que permiten restringir de forma selectiva los permisos a los que accede cada aplicación. Se consigue con aplicaciones como LBE Privacy Guard o PDroid. No obstante, hay que ir con cuidado, ya que desactivando algunos permisos quizás dejemos una aplicación inservible. En este caso podemos usar Fix Permissions para restaurar los que tenía por defecto, y volver a empezar. Aunque la solución para evitar el malware en Android debería venir desde Google, y no mediante soluciones complejas y alejadas del usuario medio.
En 2012, Google añadió un protocolo de seguridad previo a la publicación de aplicaciones en Play Store. Pero para muchos, insuficiente, pues se limitaba a un escaneo automático mediante software. Una práctica mucho menos severa y profunda que las de la App Store o las de Windows Phone Store, que pese a ser bastante más exhaustivas revisando aplicaciones, tienen en su historial manchas. La última, y más recordada, la falsa aplicación de Instagram para Windows Phone por el April Fools'. Para ver el nivel de seguridad al que se someten las aplicaciones en cada tienda, podéis consultar la diferente seguridad en las tiendas de aplicaciones.
Permisos que no deberían solicitarse
Volviendo a Android: sigue teniendo un problema serio por no revisar sus aplicaciones. Y se traduce en gran medida en que las aplicaciones piden permisos que a priori no necesitan. Y ejemplos como este, los hay en toda la Play Store. Como el de aplicaciones que únicamente agregan texto a nuestras fotos, y requieren permisos para acceder a las llamadas, herramientas del sistema, de desarrollo, información personal, historial web, favoritos... Puro espionaje, la forma de obtener nuestros datos de una forma (casi) nada explícita y comerciar con ellos.
Podemos discutir si el malware en Android se ha convertido en un problema serio para todos los usuarios (en mi opinión, sí), pero no echar balones fuera; los usuarios tenemos parte de culpa por instalar aplicaciones sin apenas leer los permisos que solicitan. O leyéndolos y no dándoles importancia, cuando están en juego nuestros datos.
Soluciones
La primera es la más clara: no instalar aplicaciones que pidan permisos sospechosos. Para insertar texto en una imagen, leer un PDF, editar un vídeo o descubrir restaurantes, no hace falta de ninguna forma tener acceso a nuestras llamadas o a nuestro historial web. De ahí saltamos a otra medida, y es con las aplicaciones gratuitas. Si es gratuita, de alguna forma deberá amortizarse, salvo que el desarrollador la haya hecho realmente por amor al arte. Pero no es muy habitual, y o con publicidad, o vendiendo nuestros datos, las aplicaciones gratuitas han de amortizarse. La primera fórmula es natural y transparente, la segunda, no. Y es con ellas con quienes deberíamos tener cuidado en las aplicaciones gratuitas. Con las de pago, tenemos la (casi) certeza de que pagando por ellas nos libramos de ser el producto.
Si somos usuarios root, también podemos emplear soluciones de terceros que permiten restringir de forma selectiva los permisos a los que accede cada aplicación. Se consigue con aplicaciones como LBE Privacy Guard o PDroid. No obstante, hay que ir con cuidado, ya que desactivando algunos permisos quizás dejemos una aplicación inservible. En este caso podemos usar Fix Permissions para restaurar los que tenía por defecto, y volver a empezar. Aunque la solución para evitar el malware en Android debería venir desde Google, y no mediante soluciones complejas y alejadas del usuario medio.
Nueva York instala estaciones solares de recarga de teléfonos, tablets y otros dispositivos
¿Cuántas veces os ha ocurrido que la batería del móvil os ha dejado tirados fuera de casa en un mal momento? Durante el pasado Mobile World Congress ya vimos como la organización nos puso unas taquillas para cargar nuestros móviles y ahora cuando viajemos a Nueva York también tendremos remedio.
Y es que el operador estadounidense AT&T, ese que hace pocos días parece que presentó una oferta millonaria por Telefónica, Goal Zero, fabricante de kits de carga solar, y la empresa de diseño Pensa han comenzado a instalar los primeros puntos de recarga de dispositivos en la ciudad de Nueva York.
La unión de empresas de distintos sectores ha permitido conseguir un objetivo común, la instalacion de estaciones que mediante la energía solar cargan unas baterías internas que permiten que los usuarios se acerquen a estas para recargar sus dispositivos y no quedarse tirados.
La primera estación fue instalada ayer mismo aunque AT&T promete que durante el verano llegará a 25 zonas de la ciudad con unas estaciones que no solo permitirán la recarga de baterías de dispositivos con conexión USB y distintas versiones de iPhone sino que también podrán ser usadas para la iluminación de las calles o para ofrecer conexiones WiFi.
Ahora la pregunta obligatoria es si estas estaciones podrían llegar a más ciudades. Al fin al cabo parece una buena idea siempre y que los costes de su instalación y mantenimiento corran a cargo de empresas privadas como es el caso de Nueva York.
Y es que el operador estadounidense AT&T, ese que hace pocos días parece que presentó una oferta millonaria por Telefónica, Goal Zero, fabricante de kits de carga solar, y la empresa de diseño Pensa han comenzado a instalar los primeros puntos de recarga de dispositivos en la ciudad de Nueva York.
La unión de empresas de distintos sectores ha permitido conseguir un objetivo común, la instalacion de estaciones que mediante la energía solar cargan unas baterías internas que permiten que los usuarios se acerquen a estas para recargar sus dispositivos y no quedarse tirados.
La primera estación fue instalada ayer mismo aunque AT&T promete que durante el verano llegará a 25 zonas de la ciudad con unas estaciones que no solo permitirán la recarga de baterías de dispositivos con conexión USB y distintas versiones de iPhone sino que también podrán ser usadas para la iluminación de las calles o para ofrecer conexiones WiFi.
Ahora la pregunta obligatoria es si estas estaciones podrían llegar a más ciudades. Al fin al cabo parece una buena idea siempre y que los costes de su instalación y mantenimiento corran a cargo de empresas privadas como es el caso de Nueva York.
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