
La idea básica es que pongas un anillo en tu pulgar que hará las veces de audífono y otro en tu meñique, que funcionará como micrófono. Además, ambos contarían con un sensor de distancia con el que podrían predecir cuando te lo llevas a la cara para hacer o contestar una llamada. Claro está que es sólo un concepto, que su autonomía podría ser muy limitada y que si te ven con la mano así y hablando, medio mundo creerá que haz perdido la cordura.